"El teatro como una máquina imaginaria sobre uno mismo. Una malla donde el cuerpo del actor, sus emociones, sus sentimientos y experiencias, se ponen en juego para crear una re-existencia que cuestione de manera ostensible la realidad como tal.

Eso propondría la actuación. Un desencuentro con la realidad que nos empuje a reflexionar desde un lugar estético, una llave asociativa abierta, encadenada en un fluir de imágenes, desde una personalidad siempre dispuesta a ser otra cosa, y otra y otra... como un latido.

En palabras de Artaud: La carne expuesta para una ceremonia de conocimiento poético. Poner el cuerpo. Sufrir la forma."

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